domingo, 22 de diciembre de 2024

Turistas go home

Llegó diciembre, se largó la temporada, y vos vivís en el mismo lugar en que la gente veranea. De pronto te sentís en comunión absoluta con los catalanes, romanos y parisinos que detestan a los turistas más que a las palomas que te cagan el auto.
Te agarran unas ganas inmensas de irte hasta la playa a hacer un piquete con un cartel que diga: Fuera bicho. 
Tu edificio, pasa de ser el paraíso del silencio a tener que escuchar como el de arriba mea, porque acá todo es de durlock y se oye el chorrito contra la porcelana del inodoro. Ni te cuento cuando garchan...Canal porno en vivo y en directo.
El tránsito se multiplica por cuatrocientos mil, con exactamente cuatrocientos mil tarambanas que se creen los dueños de la calle. De tu calle. Porque en diez de los doce meses del año, esa calle es solamente tuya y de nadie más, porque nadie más vive en la zona. Bueno, es nuestra calle. La mía y de mis tres vecinos que viven todo el año acá. 
Ir a trabajar, cosa que me da mucho placer, se vuelve una tortura vietnamita. No importa a la hora que vayas, no hay ni habrá hasta fines de febrero, lugar para estacionar. 
Cuando yo era chica, mediana y grande, mi padre siempre tuvo un solo auto. A donde sea que fuésemos de vacaciones, íbamos con un coche. Quizás ya de adultos, cuando nos juntábamos para un año nuevo en la casa familiar de la costa, a lo sumo y con toda la furia, había tres autos para doce personas. Uno por grupo familiar. Ahora si no viene cada zángano con su propio auto, parece que no hay vacaciones. Ejemplo: mi vecino de al lado, inquilinos de temporada, señor, señora e hija, un auto cada uno. Tres personas, tres autos. Explicame porque no entiendo. Ya sé que soy lenta de entendederas, pero esto va más allá de cualquier lógica.
Multiplicalo por los cuatrocientos mil turistas que se esperan en la temporada 2025 acá en Punta del Este. Cuatrocientos mil, oíste bien. Después pedime que no me vuelva la Tana Ferro.
He desarrollado un nivel de intolerancia, que ni mi madre tenía. Me encuentro a mí misma, sacada, dentro del auto, gritando como si con ello se me fuera la vida. Salí de ahí boludo! Decidite imbécil! Vas a la derecha o a la izquierda? Vaaaamooos, avancen muchachos!!
Vos, que recién hace dos años que manejás y toda la vida criticaste a tu hermana, porque parecía un camionero al volante. Vos, sí, vos, de repente te convertiste en Pablo Moyano, gritando en un acto de la CGT: ¡Qué se vayan todos!
Mañana armo el sindicato. Se va a llamar PDEPLRTGH : Punta Del Este Para Los Residentes Turistas Go Home.
Acepto propiedad como parte de pago...Ups...perdón...empecé por la corrupción antes de tener asociados. Mala mía.



lunes, 4 de noviembre de 2024

La inevitabilidad de la muerte y mis reflexiones de trasnoche

 Lo único inevitable es la muerte, me dijeron toda la vida. Y para llegar hasta ahí lo inevitable es envejecer. Algo con lo que no me estaría llevando muy bien.
Nadie me dijo que el tránsito era doloroso. No es lento sino todo lo contrario. 
Envejecer con gracia dicen... No sé a quién le hace gracia, a mí no.
Llegamos a noviembre, como pudimos, y se acercan las fechas que más detestamos. Año Nuevo y nuestro cumpleaños.
Todo es un año más. Todo suma, pero no suma a favor, si no en contra. En contra nuestra.
Sos jóven todavía, me dicen. Bueno, depende del lado que lo mires. Y últimamente me  miran del lado decreciente. Y para ellas soy vieja. Los otros ya no miran. Y me siento un fantasma.
¿Siempre tuve un tema con la edad? Obviamente no. Sólo cuando pasé los 50 y largos. Antes era jóven. Hoy soy más grande que mi mamá el día de mi casamiento. Es muy fuerte.
Siempre recuerdo un día específico, en el que la acompañé a lo de Aída, la modista, y mientras Aída le tomaba las medidas, mi mamá, mirándose al espejo dijo: "yo sé que esa en el espejo soy yo, pero no me reconozco. Sé que esa señora tiene 60, pero yo me miro y adentro mío sigo teniendo 20".
Lapidario. Me quedó grabado a fuego. Hoy la entiendo a mi madre. 
A esta edad estás de vuelta, hacés lo que querés, cree la mayoría. No. Hacés lo que podés y lo que el cuerpo te permite. Es cierto que no estaría llegando en las mejores condiciones, pero son las condiciones que hay. Y con esto es con lo que tengo que trabajar diariamente. No soy muy buena para cuidarme aún cuando sé que es el único cuerpo que tengo y soy la única con la que cuento. El enojo conmigo misma me gana. Siempre me ganó y aunque sé que es algo que debería cambiar, habiendo cambiado ya tantas cosas en mi vida, no me queda energía para cambiar otra más.
Mientras la cabeza dé...Ayer estuve media hora tratando de acordarme una palabra, hasta que desistí. No. No la recordé. 
Sentí cómo mi cerebro se quemaba lentamente y pude oír cómo mis neuronas iban muriendo de a poco.
Suena a chiste, pero no lo es. Stress me dice el psiquiatra. No sé qué es lo que me estresó esta vez.
Tuviste un año difícil, me dice. Y yo me pregunto si alguna vez tuve alguno fácil.
No estoy deprimida. Tampoco resignada. Estoy indignada.
Los que me conocen saben que siempre hablo de la muerte porque no me asusta. Lo que me asusta es el camino hasta ella. 







sábado, 7 de septiembre de 2024

Senza aria, más no la de Puccini.

Buenos días o buongiorno, como más te guste. Nosotras seguimos acá en Italia. Podríamos entrar ya el libro Guinness de los récords. Siamo stancas, muy cansadas y muy quejosas para no perder la costumbre. 
Hagamos un pequeño racconto de nuestra estadía faentina. Alguien nos dijo que podríamos titular esta entrada como: Cómo subsistir 64 días sin aria condizionata, más conocido como aire acondicionado en castellano.
Spolier alert, no se puede, ya te lo digo. 
Este fue, para nuestra desgracia uno de los veranos más calurosos de la historia italiana. Entre 35 y 40 grados todos los días. Y vos, sin un puto aire acondicionado en tu dormitorio. La señora dueña del departamento se negó a comprar más que un mísero ventilador, ofreciendo un “refrescatore” que sería la nada misma. Es un aparato al que le ponés hielo y te tira como un supuesto aire fresco. Nosotras ya bastante empapadas estábamos todas las noches como para tener un coso que encima que nos tire agua. Además, la recomendación era: prendé eso, dejá las ventanas abiertas y acompáñalo con el ventilador. 
Señora ¿qué mierda más quiere de nosotras? Por empezar la habitación era chica. La ventana al abrirla chocaba contra la cama que era dos plazas, por ende no se abría más que una hoja y hasta ahí nomás. Frente a la misma además del ventilador, teníamos una cómoda que de cómoda no tenía nada, era más bien una molestia.De un lado de la cama el radiador y del otro una silla y un ropero del año 20…Más nosotras que medimos metro y medio de diámetro. ¿Qué catzo más querés meter ahí adentro? Gentilmente nos negamos al refrescatore, que además ya se había hecho evidente, tampoco pensaba comprarlo. 
La pregunta que seguro te estás haciendo, es ¿cómo pudo aguantar así dos meses y pico? La respuesta es no pude.
El resultado está a la vista si vieras mi cara. Y mi humor. 64 días puteando a todo el mundo, bah, a todo el mundo que se lo merecía y al que no le pedimos perdón. Mis pobres compañeros de residencia más el resto de los amigos, tuvieron que soportarnos quejosas (más de lo habitual), y de mal humor. Agradézcanselo a la signora propietaria.
Puestos en autos, y como si esto fuera poco, mi experiencia laboral, aclarando que el resultado final fue maravilloso, resultó más estresante que disfrutable. Todos los colaboradores creyeron que el proyecto era más suyo que mío, nadie quería escucharme, todos creían saber mejor que yo cómo debería ser mi obra, qué material usar, cómo debía hornearlo, etc, como si mis 35 años de experiencia en la cerámica fueran inexistentes. Para todo tuve que luchar como Titanes en el Ring. Eso sí, fui el Ancho Peuchele. Y Rubén siempre gana, pero las consecuencias de la batalla ganada, son un estrés tal que de los tres días en Capri, uno y medio me la pasé durmiendo. Y si me dejás, los cuatro que me quedo en Sorrento, también. 
Conclusión de la experiencia en Faenza: última vez. Chau Faenza, si te he visto no me acuerdo.
Ahora nos queda por delante el congreso en Portugal. Lo único bueno que vislumbro de eso es que voy a estar con dos queridas amigas. 
Del resto no tengo grandes expectativas, más que presenciar la más grande lucha de egos que uno pueda imaginar durante la asamblea general.
Como podrán darse cuenta, estoy tan cansada que hasta perdí el sentido del humor y ni me hables que cualquier cosa me hace llorar, aunque lo que más me hace llorar hasta el momento son los 30º que hay en Capri.
Arrivederci y hasta nunca Faenza.

 
 

miércoles, 17 de julio de 2024

Derribando mitos italianos

Buena serata a tutti. Siamo qui en el inferno, llámeselo verano italiano.
Es tu quinta vez en Italia, la tercera en Faenza, y estás empezando a encontrarle el pelo al huevo.
Empecemos por derribar mitos italianos.
Mito uno.
En Italia la gente tiene re buena onda. Bugie, mentira.
La mayoría, debemos decirlo, tienen bastante buen humor, hasta que. Pero no es un hasta que como el argentino. El hasta que del tano es corto. Cualquier boludez puede desencadenar un ¡porca miseria! cuando menos te lo esperabas. Así, de golpe de la nada, porque le pediste que en vez de azúcar te dé una sacarina, por lo bajo, pero lo suficientemente alto como para que lo escuches, lanza un madonna santa che porca miseria, va fangulo! Y vos, no podés decirle porqué no te vas un poco a la puta que te parió, porque la palabra puta es entendible en castellano, italiano y en swahili.
Mito dos. En Italia se come como los dioses.
Ok. Certo, siempre y cuando sea pasta o pizza.
Andá a pedirte un pedazo de pollo o un bife. No, no lo pedirías por dos motivos. Uno porque los pollos y las vacas italianas no tienen gusto ni a pollo ni a vaca. No pudimos descifrar gusto a qué. Según nuestra compañera de taller, tienen gusto a goma. Para nosotras el pollo, por lo menos, tiene gusto a pavo. Es muy probable que nos den pavo por pollo, como gato por liebre. 
Motivo dos, es porque cuestan un huevo ambos, la madre del huevo y la carne.
Mito tres.
El hombre italiano es hermoso…
Te pedimos por favor que nos digas en qué parte de Italia están, porque por estos lares niente…
Todavía estamos buscando a Roberto, el que conocimos allá por el año 82 en Punta del Este, y que nos autografió una foto: A Elizabeth, “chi non ho il tempo di conoscere bene”, tal cuál como hizo con todas las minas que se le acercaron, cambiando el nombre obviamente. 
Mito cuatro. 
Los mejores vinos del mundo son italianos.
Y e vero hasta que vas de copas una noche y el dueño del boliche te dice: tenés que probar este vino, buenísimo, cosecha de la zona, y te trae un bianco con gusto a hongo. 
Mito cinco y último por hoy.
El idioma italiano y el español son casi iguales. 
Andá a entenderle a un italiano cuando te habla cosas fuera de contexto. Quiero decir, del contexto que vos entendés. Y lo mismo es al revés, salvo que les hablás en castellano y te miran como si estuvieses hablando en sánscrito.
Eso sí, descubrimos que nuestro italiano está desmejorando día a día, no sabemos si es por el calor, o porque la mitad de la gente con la que estamos, nos habla en inglés y romagnolo. A veces, cuando las neuronas se nos iluminan, logramos tener una conversación más o menos coherente.
Hay una sola cosa con la que nos sentimos totalmente identificadas con el habitante de Italia. 
Se quejan. Todo el tiempo se quejan. Y de todo. No hay cosa de y por la cuál no se quejen. Igualito que nosotras! Italia y yo estamos cortadas por la misma tijera. Italia, la cuarta hija de Rujele.


sábado, 6 de julio de 2024

Piccolo todo

Llegamos a Faenza, figurita repetida, pero es como cuando se te repite la de Messi y a vos no te importa porque está bueno tenerla muchas veces.
Palazzo Zanelli, en Vicolo Pasolini 9, queda nuestro nuevo hogar. No, no nos convertimos en reina. Aclaremos que acá cualquiera vive en un palazzo. Así como allá le decís edificio, acá se llaman palazzos. O sea, de realeza niente y menos vamos a conseguir un príncipe por estos lares. Ya los conocemos a casi todos luego de 6 años y dudamos mucho que podamos encontrarlo en la feria de la Piazza del Poppolo. Casi todo segunda mano.
Primo piano del palazzo, abrimos la puerta, y nos damos cuenta que no hay que creer en San Airbnb. Es como Tinder. Siempre te llevás un chasco.
La bañadera que tan linda salía en la foto y nosotras cantamos bingo, resultó ser cuasi como esas palanganas para bañar bebés. Nunca en la vida hemos visto un artefacto del estilo. Podría decirse que es media bañera. Medirá unos 80 cm de largo por 35 de ancho, y tiene como una especie de asiento, vaya a saber para qué, (imagínate el dibujo de El Principito donde la boa se come al elefante, esa vendría a ser la forma) por lo que nos quedarán unos 40 cm para estar paradas y otros 40 para sentarnos suponemos que para lavarnos los pies. El duchador está a la altura de mi sobrina nieta, con lo cuál para lavarnos el pelo tenemos que estudiar contorsionismo. Ni te cuento para lavarte el tujes. Si el asiento estuviera debajo de la ducha, bueno…pero no, está en la otra punta. Durante tres días creímos que la cortina también era media, hasta que nos avivamos que por lo menos daba casi toda la vuelta.
Para terminar con el baño, tiene un bidet que tampoco vendría a ser muy práctico. No sé cómo explicarlo sin ser muy escatológica, pero el agua sale por un lugar en el que jamás llegaría a destino.
Pasemos al dormitorio. 35° el día que llegamos y el ventilador no andaba. Nos compraron uno nuevo que tampoco anduvo, hasta que llegó el tercero y lo armamos mal, y ahora corremos riesgo de morir decapitadas.
La cama y las almohadas son compradas en las mazmorras del Coliseo. Creemos que están hechas de heno con un revestimiento plástico como el asiento del Gordini de mi abuelo.
Cocina y comedor, piccolinos, pero no tenemos de qué quejarnos, salvo que lo tenemos ocupado por el tender porque no hay donde ponerlo.
Calculamos que en dos meses vamos a acostumbrarnos a este lujo y luego lo extrañaremos, como solemos hacer con todo. Menos con nuestros exes que esos sí eran incómodos.
Por suerte el taller nos queda cerca y lamentablemente el supermercado nos queda lejos, cosa que hace que saquemos los bofes cargando bolsas por 15 cuadras cuando necesitamos agua, pero nos ha convertido en vegetarianas porque el pollo no sobreviviría ni muerto esa distancia, con este calor. Mirá si te volvemos flaquitas, flaquitas, como diría Susana?
Nuestro proyecto para la feria Argillá marcha lento y a paso no muy firme. El 3D es muy lindo pero cuando sabés hacerlo. Nosotras dependemos de nuestro asistente/técnico, que nos estaría teniendo una paciencia fuera de este mundo. San Alessandro di Faenza, patrono del G-Code.
Nuestras compañeras de residencia son divinas. Una es nueva, la otra es del año pasado, a la que se suma nuevamente, por fuera del circuito, mi compañera y vecina del año pasado. Así que por ese lado siamo tutti bene. Pizza y birra sin faso.


domingo, 30 de junio de 2024

Mamma mía Sofía

 Maximiliano a a llover? 
Así nos encaminamos a Carrasco, cábala mediante.
Este año retrocedimos severamente en nuestro pánico a los aviones. A decir verdad no sabemos si es a los aviones o al mundo. Nos inclinamos por lo segundo.
Mientras esperábamos en el patíbulo, o manga para acceder al avión, de un vuelo diurno, teníamos delante nuestro a Sofía con madre y hermano. 
Madre, se ve que ninguna boluda, no tuvo mejor idea que sacar tres pasajes en diferentes filas. Ella a mi derecha, hermano a mi espalda y Sofía delante nuestro. 
Con nuestros nuevos viejos miedos, al momento ya teníamos una dosis casi no permitida por la Anmat, de clonazepam y quetiapina.
(N.D.L.R, podés pasar por aduana uruguaya, española e italiana 200 pastillas de tranquilizantes que nadie te pregunta un catzzo)
A los cinco minutos del despegue, no había quién pudiera despertarnos.Hasta que Sofía entró en acción.
Mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, y así podríamos seguir las tres primeras horas de las 12 de vuelo. Las siguientes 6, Sofía miró películas de dibujitos, relatándonos a todo el pasaje, escena por escena.
Nuestros ojos, que no podían de ninguna manera estar abiertos a esas alturas, pugnaban por cerrarse ante una Sofía totalmente excitada por Maribel, de Encanto, al grito de, una vez más, mamá, mamá, mamá, mientras golpeaba con su manito nuestro asiento. Mamá, completamente dormida, atinaba a decir, shhh Sofía. Hermano dormía a pata suelta con alguna que otra pesadilla, mientras nos pateaba el respaldo cada tanto, y nosotras enclonazapadas a más no poder, intentando no perder la paciencia ni la cordura, con niña Sofía.
Por suerte, las últimas tres horas de vuelo, Sofía se durmió, mientras a nosotras ya se nos había pasado todo efecto de la droga y nos quedamos como un búho haciendo guardia por si aparecía un Ovni.
A todo esto sumémosle, que señor capitán, no escatimó con ninguna turbulencia. Se ve que si sos Iberia de Montevideo, te dan la ruta que está llena de pozos. No sé porqué, siendo que Sanchez Castejón no tiene problemas con Lacalle Pou.
Así llegamos a Madrid a pasar dos horas de escala hasta nuevo vuelo a Roma. 
Si bien en este no estaba Sofía, teníamos a toda clase de espécimen que se le dió por pasar las vacaciones en Italia. Vuelo de cabotaje, quien no subía con bebida, lo hacía con comida, más que alguno se olvidó algo en el aeropuerto y hubo que ir a buscarlo,y rarezas sucesivas. Mientras tanto, nosotras, buscábamos terroristas entre los pasajeros. Al no encontrar ninguno, debíamos preocuparnos por otra cosa. La señal de abrocharse el cinturón, a nuestro (mal) entender, no andaba. Pensamiento automático de trastorno de pánico: el avión tiene un desperfecto y se va a caer. Va medio Rivotril más.
Demás está decir que el avión no se cayó y llegamos a Roma. Un taxista muy churro nos paseó por toda la ciudad, mientras hablaba por teléfono y nosotras teníamos ganas de decirle, Marco (así lo bautizamos), portaci dove vuoi ma miranos por un minuto bombonazo. Pero Marco seguía enfrascado en su conversación sin darnos ni bola.
Nosotras que veníamos del crudo invierno, nos encontramos con una Roma  sumida en una ola de calor infernal. Y andá a pedirle a los romanos que te pongan algún techito en los edificios para poder caminar a la sombra.
Grazia a dio, nosotras ya nos conocemos esta ciudad casi como la palma de nuestra mano, e igual nos perdemos siempre, con lo cuál no necesitamos salir corriendo a ver ruinas ni atracciones turísticas, ni a derretirnos en la Città de la dolce vita.
Esta vez ni pizza ni pasta, solo ensaladas, porque los romanos no conocen el aire acondicionado, ni tampoco calcular el 15% de propina. Quindici? Che catzzo, nos escupió el encargado del ristorantino, cuando acá somos las únicas que dejan tanto.
Domani partimos hacia Faenza a trabajar, cosa que nos da mucho placer de instalarnos en un solo lugar por dos meses, porque recién empezamos el viaje y ya estamos cansadas.
Sí, me quejo, y? Va fangulo.
Vuelo 0= Fontana di Trevi 10


sábado, 8 de junio de 2024

Vuelven los viajes en solitario

En pocos días más, Soysola vuelve a viajar.
Otro viaje en solitario, esta vez más de trabajo que otra cosa.
No es un viaje más. Es el primer viaje que hago desde que el mundo enloqueció un 7 de octubre.
El terror con el que vivía mi papá, se repite tras 80 años. Suena increíble. Pero no lo es. Desde que murió mi viejo, al que extraño a más no poder, es la primera vez que doy gracias de que no esté vivo. Y odio a la gente que hace que yo me tenga que poner contenta porque ya no está.
Conversando hoy con una amiga, me contó un episodio que vivió con unas, llamémosle amigas, si se quiere, que le preguntaron ¿por qué la gente odia tanto a los judíos?
A mis amigos les digo: nunca me pregunten semejante boludez porque vuela un cachetazo.
El odio es irracional. El antisemitismo es más irracional aún. Como bien dice esta amiga mía, el odio irracional hacia los judíos, llega al punto en el que el mundo prefiere apoyar un régimen terrorista, misógino, homofóbico, dictatorial, que hace un culto de la muerte y que brinda cero garantías constitucionales a cualquiera que ose, siquiera, contradecirlo.
Si no mirá, por darte un ejemplo de los más leves, a Salman Rushdie que escribió Los Versos Satánicos, allá por el año 1988, y sobre quien se pide su cabeza desde el Estado Islámico. Y cuando digo que piden su cabeza, es literal. Es su cabeza cabeza. Simplemente porque osó escribir un libro inspirado en Mahoma y en tres versículos del Corán. Y no tuvo la mejor idea que llamarlos "satánicos". 
Imaginate que venga hoy George Clooney , a pedir mi testa, después de tener un romance platónico por años con él, porque lo llamo pollerudo y pelotudo ahora que fue a pedirle explicaciones a Biden de por qué criticó a su mujer por ser antisemita.
Faltaba más.
No. Si definitivamente el mundo se volvió loco. Y te puedo jurar que como judía, da mucho miedo.
Yo te hago esta pregunta. ¿Qué te lleva a vos a defender terroristas? ¿No te gusta Netanyahu? ¿Te parece un tipo de derecha? ¿Creés que Israel es un país colonialista? ¿Ves a los palestinos como los débiles de la película?
Ok. Te cuento que podés creer todo eso, sin ser antisemita. No es necesario. 
Yo podría refutarte lo del colonialismo con datos fehacientes. Decirte que los palestinos no son los débiles de la historia. Podría también detallarte punto por punto porqué sostengo esto, pero no me creerías, porque preferís seguir con tu odio antisemita. 
También te podría contar, que a mí tampoco me encanta Netanyahu, pero es el único líder democrático, del único país democrático e inclusivo de todo Medio Oriente. Y por eso lo banco.
Te podría decir que odio al régimen islamista radical, pero no por eso odio a los musulmanes.
Esta guerra me abrió los ojos sobre mis propios prejuicios. Aprendí, gracias a las  benditas redes, que hay musulmanes (sigo a muchos) que se sienten hermanados con los judíos y los cristianos. 
Pero para vos, es más fácil pensar que yo odio a los palestinos, así justificas tu odio hacia los judíos.
 No. Yo odio a los terroristas palestinos, que te guste o no, me quieras creer o no, son una gran mayoría de los residentes de Gaza y Cisjordania. Los datos, que salen de sus propias fuentes, dicen que el 75% de la población apoya a Hamás. Y cuando dicen apoyar, no están refiriéndose a lo que vos, occidental y democrático, considerás apoyo. Significa que de cada familia de ese 75% hay uno o más integrantes dispuesto a inmolarse para matar un judío. Ese es el 75% que apoya las violaciones en masa a las rehenes israelíes, la decapitación de bebés judíos, la incineración en vida de familias enteras. 
Y a mí me toca viajar en medio de esta ola antisemita. Sola. Conociéndome. Que no me callo. Que desde el 7 de octubre soy una persona con menos paciencia y bastante más intolerante a la ignorancia. Con cien frentes abiertos en mi vida. Con mis miedos habituales y los adquiridos recientemente.
Un viaje al que iba con muchas ganas, y que de a poco se van desvaneciendo. Entendiendo a mis 58 años, mis propias limitaciones. Desencantándome de gente, anche de mí misma .
Con una angustia que no sentía desde mis ataques de pánico. Reconociéndome incapaz para muchas cosas para las que me creía capacitada y entendiendo que no estoy hecha para la hipocresía, ni para el juego sucio. Asumiendo que hay cosas que no puedo cambiar en mí. Me reconozco una persona empática, solidaria y buena leche, y daría hoy, cualquier cosa por no serlo. Porque serlo sólo me trae dolores de cabeza.
En estas condiciones, emprendo un viaje, hasta el momento por tres meses, que en cualquier segundo pueden pasar a ser dos y medio. 
Son días con muchas decisiones a tomar que pueden cambiar, una buena parte del rumbo de mi vida.
Entre guerras externas y guerras internas, se viene el próximo viaje en solitario.

sábado, 27 de abril de 2024

Letra y música

Me duelen las canciones de amor. Últimamente no puedo escucharlas sin que el alma se me estruje. No importa cuántas veces las oiga, ni tampoco influye mi estado de ánimo del momento. 
Es sistemático. Suenan en mi parlante y no puedo más que estremecerme de dolor. Sentir una mezcla de nostalgia, angustia y desazón todo junto. Como si el alma se me quisiera escapar del cuerpo y por alguna razón la retengo...
Me calan hondo. 
Cada nota, cada palabra es una lágrima desprendiéndose de mí, sin poder evitarlo.
Algunas las escuché toda la vida y otras las acabo de descubrir. Son las más nuevas las que más me conmueven. 
No sé si es que el amor se ha convertido en algo más doloroso de lo que siempre fue, o simplemente hay gente mucho más talentosa que antaño.
Lo único que sé, es que me evocan lo que jamás viví y lo que jamás viviré. El amor.

sábado, 20 de abril de 2024

Random poetry

I.
Me iré con la próxima nevada, así como los copos.
Desvaneciéndose al tocar el piso.
Esa será mi tumba.
Y entonces, preguntarás qué fue lo que sucedió.
Cuando ya me haya ido, 
pensarás qué fue lo pasó conmigo,
porque tardaste tanto tiempo en darte cuenta
que despacito me estaba yendo.
Solo deseo irme en silencio, pronto. 
Como los copos de nieve cuando tocan tu rostro.

viernes, 9 de febrero de 2024

Devuélvanme la fe en la raza humana

Hoy teneme paciencia. Te entendería si no querés leer todo.
En estas épocas ser humano no es algo de lo que enorgullecerse.
No hablo de lo humano, hablo del ser humano como especie.
La especie humana es una mierda.
Vivir en un mundo en el que está naturalizado ser antisemita, es más que preocupante. Es aterrador.
Los judíos hemos sido,  junto con los afroamericanos, la raza más perseguida de la historia. Si nos remontamos a épocas bíblicas, podríamos decir que somos los más perseguidos de la historia.
En el mundo entero, salvo obviamente los países con tradición antisemita, llámese mundo musulmán, existen leyes antidiscriminatorias. No sólo hacia los judíos, hacia cualquier segmento poblacional perseguido por algún motivo.
Las famosas minorías.
Pero ¿son realmente minorías? El 90% de África es de población negra. En el año 2015 se calculaban 1186 millones. Diez años después es esperable un gran crecimiento.
 En América Latina 1 de cada 4 se considera afrodescendiente, teniendo entonces América 133 millones de personas afroamericanas.
Los musulmanes son 1500 millones de personas en el mundo.
Los asiáticos, 4.753 millones.
Los judíos somos 15 millones en el mundo entero. Sí, leíste bien. Queda claro que eso es una minoría.
Si hablo de la comunidad LGBTQ, compuesta por gente de todos esos millones de personas de distintas razas y religiones, son más que la totalidad de los judíos del planeta.
Entonces ¿por qué molestamos tanto? Pregunta que no tiene respuesta racional.
Quizás la que a mí me nace, es la de que hacemos ruido. Estamos en todos lados. Para bien y para mal. Somos audibles y visibles. Somos pujantes, creativos, resilientes. Sacamos agua del desierto y lo llenamos de vegetación. 
Somos 15 millones, de los cuales, es más que posible, vos, que decís no conocer ninguno, hayas oído hablar de por lo menos 1 millón. Sea porque los viste en una pantalla de cine, porque lo leíste en un diario al ganar un Nobel, o crear tecnología de punta, porque escribieron las canciones que más te gustan, o por ser un filósofo, seguro  que por un nuevo descubrimiento médico o hayas leído algún libro o poema, o sin ir tan lejos, porque sos católico, creyente en Jesús, que justamente era judío. Como María y José.
Entonces te pregunto ¿Por qué creés que es incorrecto decir negro, gay, chino, o turco de mierda, pero decir judío de mierda no te parece mal? 
Vos no pedirías la extición de los negros, los gays (salvo que seas islamista radical), los asiáticos o de cualquiera que consideres minoría, pero sí pedís el genocidio de 15 millones de judíos.
¿Por qué considerás que eso es admisible?
Los judíos no pedimos, ni queremos, ni exigimos, la matanza de los palestinos. 
Eso es lo que vos querés creer para justificar tu antisemitismo. O para no echarte la culpa directamente, es lo que te quieren hacer creer. Y vos comprás por ignorancia.
Podés no estar de acuerdo con el gobierno de Israel, pero no podés matar a los judíos por eso.
Yo detesto a los gobiernos populistas, pero no quiero matar a sus ciudadanos. Odio con toda mi alma al islamismo radical, pero no necesariamente quiero que mueran todos. ¿A los terroristas? Sí, a esos los quiero fuera de juego.
Y vuelvo entonces al principio. Hablo de las leyes. ¿Por qué hoy, ningún país hace respetar las leyes antidiscriminatorias?
¿Qué está pasando? ¿Están tratando de barrer la mugre debajo de la alfombra? Si no se ve no existe...
Los judíos somos como el clavo en el culo del universo. Somos los que le recordamos al planeta que intentaron cubrir sus miserias a costa nuestra. Que nos pueden matar pero de todos modos seguiremos viviendo. Somos el recordatorio de que el ser humano es la más cruel de las creaciones y que aún con todos los intentos de borrarnos, seguimos de pie.
Elizabeth, me dirás, ustedes los judíos matan palestinos. 
Y yo te respondo. Los judíos no matan palestinos. El ejército de Israel, para defender a su población de los ataques terroristas, matan terroristas. Y se llama GUERRA. Una guerra que Israel no empezó, no buscó, no quiso, ni quiere.
Y no. Tampoco "la ocupación". Eso es una falacia. No somos colonizadores. No somos ocupas. Eso te dicen para justificar el antisemitismo. Los judíos viven ahí desde los principios de la humanidad. Antes que el cristianismo y muchísimo antes que los musulmanes, de hecho.
Pensate a vos en esta situación: vivís en un barrio cerrado, tenés una linda casa, una hermosa familia. Un día, de la nada, los vecinos del barrio de al lado que son narcos, entran a tu casa,  la prenden fuego, matan a tus hijos de la manera más brutal, violan a tus mujeres. ¿Qué harías?
¿Te quedarías de brazos cruzados? ¿O irías a la policía? ¿Pretenderías que la policía no le dispare a un narco que asesinó a tu familia y  tiene una ametralladora?
Ahora imaginate que vivís Argentina y de repente Brasil entra por cielo, tierra y mar a Buenos Aires, reclamándola como suya porque en la Guerra de la Triple Alianza, supuestamente hicieron la repartición pero se arrepintieron (estoy divagando, la historia no es así). Matan tus padres, amigos, decapitan a tus bebés, violan a tus hijas y primas y queman media Capital Federal. Vos, que venís de padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, choznos y mil generaciones previas nacidas en Balvanera, decís: pará! Buenos Aires es mía! ¿O no?
¿Qué harías? Sé honesto. No seas políticamente correcto. Sé visceral. Reconocete a vos mismo la verdad. ¿Esperarías o no que tu país y tu gobierno te defiendan? ¿Pretenderías que tu ejército les tire flores o los saque a uno por uno de su agujero? Lamento decirte que para poder capturarlos se necesitan armas.
Repito, se llama GUERRA.
Cuando era chica, soñaba entrar al túnel del tiempo, ir al año 1933 y matar a Hitler, a Goebbels, Goering, Mengele, Himmler. Y en mis fantasías no los mataba asi nomás. Los hacía sufrir por todo el sufrimiento causado a mi familia, a mi papá.
Israel tiene el ejército más ético del mundo. No como yo.
Tienen un manual que se les da a cada soldado en el que explican cómo tratar a un enemigo capturado. No pueden golpearlos, no pueden torturarlos. 
Israel le avisa a los palestinos que los va a atacar, aún cuando los palestinos jamás tuvieron esa gentileza. ¿Cómo les avisa? Hace miles de llamadas telefónicas en árabe, tira volantes desde aviones alertando a la gente que evacúe. ¿Hamás avisó a alguien que iba a entrar y matar? Nop. Y te cuento por si no lo sabés, Hamás es un gobierno terrorista electo en el 2006 por los palestinos y que luego convirtieron a Palestina en una dictadura robándose el dinero que reciben de ayuda.
Tienen calidad de refugiados, de carácter hereditario, porque se niegan a establecer un estado, y así seguir recibiendo los billones de la ONU. 
Israel es el único país del planeta que ayuda a sus enemigos. Sea proveyéndoles agua, energía, mediciana, trabajo.
Quiero ver si vos, que por un puto partido de fútbol odiás a los brasileños, te invadieran y mataran a los tuyos, no pedirías la cabeza hasta de Pelé.
Entonces, ¿por qué le exigís a los judíos lo que no les pedís a los demás? ¿Por qué no reclamás que se cumplan las leyes antidiscriminación?
Es simple. Es lisa y llanamente antisemitismo. Sé honesto con vos mismo y preguntate si en el fondo, muy en el fondo de tu ser, no sos antisemita.
Y yo... yo soy judía.

lunes, 8 de enero de 2024

Decí ocho...

 Me faltan cuatro días para cumplir cincuenta y ocho. Todo un número teniendo en cuenta que me niego a aceptarlo. 
Fueron varias las veces que me preguntaron en estos días qué edad tengo y mi respuesta fue siempre la misma. Cuarenta y ocho. Y los miro...y automáticamente pienso ¿qué me pasa? ¿Estoy loca? ¿Tengo Alzheimer? ¿O me anda mal el espejo?
Admás quién carajo creería que tengo cuarenta y ocho...Hasta los viejos me dicen señora.
A mí me gustaría decirles ¿señora de quién? pero últimamente me da por no responder y directamente mandar a la mierda. 
No quiero ni pensar en cuando cumpla sesenta y ocho porque probablemente salga con una bazuka a la calle.
Este que pasó, fue un año difícil para nosotras. No más mamá, no más Juramento, una inundación, una guerra y tres mudanzas.
Quizás no debería preguntarme porqué digo 48 sino cómo es que llegué a los 58.
Hablando de mudanzas...
Habitamos nuevo departamento definitivo. Bueno, definitivo por unos años, hasta que nos vuelva a agarrar la chiripiorca y nos mudemos nuevamente. No sabemos si será acá, en otro país o en otro planeta.
Lo que sí sabemos es que seguimos sin suerte con los vecinos.
Esta vez nos tocó un señor, asumimos mayor, que trae señoritas y hace lo que imaginamos, una película porno. 
Ese nivel de gritos no son normales. O por lo menos no son normales fuera de una porno. 
Golpes del respaldo contra la pared, aullidos, alaridos, gemidos y todos los idos que te plazcan. Después acaba él a la media hora, cuando el Viagra lo permite.
Una de dos, o garchan como dos seres humanos o invitan. 
No, lo nuestro no es envidia, es vejez.
Otra cosa para quejarnos es el garage y sus habitantes. O mejor dicho sus habitantes. Punto. 
Ya nos llevamos puesto un auto sin grandes consecuencias, apenas un raspón y tuvimos la amabilidad de avisar y hacer la denuncia. No hubiésemos dicho nada y nadie se hubiera dado cuenta y nos hubiéramos ahorrado treinta y cuatro mil mensajes de texto de la damnificada. Y menos tolerar a la horda de vecinos que se nos vinieron encima como si hubiésemos estrolado el Challenger con la maestra adentro.
Cuando compraste el departamento, querida, te olvidaste que en Punta del Este existe el verano, nos dirían lo que siempre saben todo.
Al grito de que se vayan todos que no quede ni uno solo, encaramos este nuevo cumpleaños.
Happy birthday to me.