Blog dedicado a mí misma que siempre tiene que ver con lo que quiero. Más bien, con lo que quiero y no quiero. A veces quiero todo, otras no quiero nada y la mayoría de las veces no sé lo que quiero. Antes lo quería a George Clooney pero ya no. Encontrarás un apartado "viajes por el mundo para somosolos", en donde jamás ubicarás los mejores restaurantes, bares o monumentos históricos, debido a nuestra falta de orientación.Bienvenidos a la realidad paralela de Soysola y sus otros yos.
lunes, 23 de octubre de 2023
EL PESO DEL MUNDO
miércoles, 4 de octubre de 2023
CUARTO OSCURO
miércoles, 23 de agosto de 2023
La mina que se creía Alfonsina Storni
martes, 25 de julio de 2023
Hasta siempre Juramento
martes, 20 de junio de 2023
Directo: adjetivo desconocido
No hay mucho para relatar sobre la residencia en Faenza, porque casi toda nuestra obra resultó un fiasco. Solo se salvaron pocas piezas. No sabemos muy bien qué fue lo que nos pasó. Suponemos que la inundación nos afectó más de lo que creímos, pero el motivo principal, es que caímos en la cuenta que mamá ya no está más. Duelo se llama. Y nosotras te lo hicimos en Italia.
Partimos de Faenza con la promesa de volver el año próximo por dos meses para realizar un trabajo digno, después de habernos jurado nunca más hacer un viaje tan largo.
¡Vamos por la presidencia Soysola! Total que nuestra palabra vale lo mismo que la de un político argentino.
Con eso en mente, partimos para Suiza.
Tomamos el tren en Faenza con destino a Milán para hacer la conexión a Zúrich.
La puntualidad no es un don italiano, y llegamos veinte minutos tarde a la estación, con la consecuente pérdida del tren a Suiza.
Tras dos horas de vagar por la Constitución milanesa, cachamos el tren siguiente rumbo a la capital del chocolate.
Hay algo que es común en Europa, y es el absoluto desconocimiento por parte de quienes dirigen los ministerios de transporte, de la palabra “directo”.
Un tren directo, hace al menos cuatro paradas. Alguien que nos explique por favor, en dónde queda lo directo.
Como si esto fuera poco, arribamos a Bellizona, Suiza, en donde se nos comunica que questo treno, por problemi tecnici, no funca más(en tu cabeza decítelo en alemán). Ahí vamos corriendo los cuatrocientos pasajeros, con bártulos incluídos, al otro tren.
Así como no te conocen de puntualidad, tampoco saben lo que es la paciencia. Les chupa un huevo, verte sacar los bofes con tus dos valijas, que te apuran para que subas, porque en menos de un minuto, ellos, que llegaron tarde a todos lados, te cierran las puertas.
Ma ndá cagar, querés decirles, pero tú alemán no es bueno.
Llegamos a Zúrich, en medio de la Gay Parade. Tomamos un taxi, y casi como si hubiera nacido en Buenos Aires, el tipo nos paseó por toda la ciudad con la excusa de los cortes de calles. ¡En Suiza! ¡Con lo caro que es todo! Con lo que pagamos podríamos haber comprado un depto de un ambiente. O por lo menos la seña para el alquiler…
Si pensábamos en este viaje, que podríamos conocer a alguien, la pifiamos de itinerario.
Tel Aviv, capital gay por excelencia . Mykonos, todos gays. Faenza, compañero de taller gay. Zúrich, caímos justito para no conocer a nadie…
Deberíamos entonces, volver a perseguir a Shorsh, que parecería ser la opción más viable.
Suiza, es hermosa por todos lados. Para qué vamos a detallar. Todo es lindo y todo es caro.
Mañana entramos en la recta final del viaje. Milán para ver la Última Cena (no la nuestra, la de Jesús) y doppo Roma antes de volver al Rivotril para subir al avión.
Necesitamos con urgencia volver a hablar en charrúa.
Esperame con el porongo debajo del brazo, bo, que ya llego.
Auf Wiedershen y arrivederci. Chi vediamo el anno prossimo Uropa!
miércoles, 24 de mayo de 2023
CRÓNICA DE UNA INUNDACIÓN
Esta vez relato en primera persona. No puedo bromear hoy.
Tras el maltrato de los empleados del aeropuerto de Santorini, llegué a Italia con la noticia de que me habían robado mi nueva cámara Leica.
Dormí en Roma para salir temprano a la mañana rumbo a Faenza.
Frecciarosa hasta Bologna y hasta ahí todo bien.
Apenas bajé del tren, veo que el mismo está demorado 150 minutos. Ni 60, ni 120. 150.
Cosa rara pensé. Me acerqué a información a preguntar y tras unas consultas la mujer dice: signora, tómese un taxi porque el tren no va a salir hoy, y es probable que mañana tampoco.
Primera alerta que no tomé en cuenta.
Tras 35 minutos en taxi, con una cortina de agua delante nuestro, llegamos a Faenza.
Segunda alerta que no escuché.
Saludé a los conocidos y me instalé en el departamento. Seguía lloviendo.
No pude encontrar nada abierto como para comprar aunque sea un agua.
Tercera alerta.
Me acosté y escuché pasar un auto con altavoces diciendo algo en italiano, obviamente, que no comprendí.
Cuarta y última alerta.
Amanecí con la noticia de que toda la zona de la Emilia Romagna estaba bajo el agua.
Ahí me enteré que lo que decía la policía por altavoces era “suban a las terrazas”.
El agua llegó a dos cuadras de mi vivienda. Mi compañero de taller, que ya estaba por dormirse, se salvó de morir ahogado, porque un vecino le golpeó la puerta y lo hizo salir.
No encuentro la manera de relatar esto con humor, porque no lo tiene.
Nunca viví en carne propia algo tan triste.
La ciudad cubierta de agua. Quién no perdió todo, seguramente tiene alguien de su familia que sí.
Vidas perdidas. Recuerdos borrados para siempre. Una vida entera de trabajo esfumada en cinco minutos. Eso es lo que tarda el agua en entrar y subir hasta casi dos metros de altura.
Pura tristeza y desolación.
Pero hay algo que tienen los italianos y es el espíritu.
Llegan la policía, bomberos, ambulancias, cruz roja, botes, helicópteros y los voluntarios de no sé dónde, de a miles. Todo el mundo con palas, escobas, escobillones y baldes limpiando, ayudando, solidarizándose con sus vecinos, parientes, amigos o desconocidos.
Todos embarrados hasta el caracú, pero con una sonrisa.
Vamos Romagna querida cantan. Se abrazan, se besan, celebran la solidaridad.
El barro hoy es la vestimenta que los hermana.
Yo, me siento culpable de estar con la ropa limpia.
domingo, 14 de mayo de 2023
Spanakópita para la dama y el caballero
Todo en Grecia es por arriba. La Acrópolis, la antigua Ágora, el templo de Poseidón, Mykonos, Santorini, el hotel y la cama.
Para todo hay que subir.
Así como Israel parece no tener hipertensos, Grecia debe carecer de discapacitados.
Apenas llegadas, el taxista de Atenas nos vió cara de taradas y nos dijo que para subir al Partenón había ascensor. Y nosotras le creímos. O sea, de taradas no solo tenemos la cara, tenemos todo.
No vamos a detallar ciudad por ciudad porque sería tedioso para ustedes y agotador para nosotras. A esta altura del viaje, lo único que queremos es dormir diez días seguidos y cambiarnos de pies. Los nuestros ya no sirven.
Grecia es hermosa. La gente es amable y muy turca del Once.
Todo lo que te venden es lo mejor y no lo vas a conseguir en otro lado, por lo menos no un negocio más allá, pero sí dos, y se agarran la cabeza cuando le pedís descuento. ¡Me estás matando! te dicen, como mi compadre Rulo.
Por ser vos, te hago el precio del tax free y además un 10% de descuento. Y vos te vas chocha de la vida, pensando en que hiciste un gran negocio, cuando en realidad no te regalaron nada.
O sea, el griego te es muy argentino y nosotras seguimos siendo unas boludas.
Pasemos a los hoteles. El de Atenas estaba correcto. Lo único que nos hacía ruido era el papel higiénico reciclado. ¿Cómo reciclan el papel higiénico?
No quiero ser escatológica, pero mi imaginación y mis sospechas iban hacia ese lado. Durante tres días sentí que me limpiaba el tujes con papel cagado.
El hotel de Mykonos, fue un acierto. Chiquito, boutique, todos súper amables y divertidos. Sólo tenía dos problemas. La entrada tenía escalones para gente con piernas de tres metros, y por las noches había show con joda.
Para no desilusionar a los seguidores, diremos que como corresponde a su servidora, nos quejamos.
Mykonos no puede ser más linda. Todo es chiquito, todo es acogedor, todos son simpáticos y todos son gays. Adiós a nuestra fantasía de conseguir candidato.
Volveríamos a la isla cuando el clima mejore y no haya turistas.
Santorini. El hotel, a primera vista es un lujo. A segunda también, pero nosotras a todo tenemos que encontrarle algo, porque si no no seríamos nosotras.
Por empezar, tanto en el centro Mykonos como en Santorini, no entran los autos, así que te conviene ir liviana de valijas. No como nosotras…
Nos dejaron a treinta y cuatro escaleras del hotel, y vino Kostas, acá todos se llaman Kostas, a buscarnos. Este buen hombre, es el único tipo antipático que conocimos acá. Bueno, a decir verdad, nosotras también seríamos antipáticas, si tuviéramos que subir y bajar escaleras, cargadas como una mula con valijas ajenas.
Nuestra habitación estaba sobre el primer tramo de escalones, pero la recepción, para hacer el check in, estaba cuatro más abajo.
Situemos topográficamente a Santorini. Isla volcánica, donde todo está arriba. Muy arriba. Tan arriba como la cúpula del Vaticano que subimos en el 2012.
Volvamos a nuestro cuarto. Un lujo asiático. Jacuzzi con vista al mar, al volcán y a los cruceros llenos de turistas.
Habitación de dos plantas. Detalle. El baño está abajo, la cama arriba.
Si sos de las nuestras, que se levanta a la madrugada a pishar, te recomiendo usar pañales.
Toda la isla es bellísima. Las vistas son increíbles y la puesta del sol es absolutamente diferente a cualquier atardecer que hayan visto. No sabemos porqué pero el sol es más naranja en esta zona.
Vini, vidi, vinci pero en griego.
Spoiler alert. Acá no vive Meryl Streep y nadie canta Dancing Queen por las calles.
Kaliméra, kalispéra, kalynichta y efcharistó Grecia!
sábado, 6 de mayo de 2023
Petra La Linda
Salimos de Tel Aviv rumbo a Eilat, acompañadas por sobrina Petit, para ir hasta Petra, en Jordania.
Otra vez arriba de un bondi por cinco largas horas, solo que esta vez pernoctaríamos dos noches en Eilat.
Antes de llegar, hicimos una escala en un kibbutz. Yotvata. En el medio del desierto. Ahí vive nuestro primo hermano, socialista de la vieja guardia, con toda su familia.
Para quienes no saben lo que es un kibbutz, vendría a ser una comunidad en la que todos siempre tienen trabajo, ganan según las necesidades de cada familia, tienen casa, , ropa , salud , educación y un viaje asegurado cada tanto. Lo que se dice el ideal de vida, si el mundo no fuera este mundo.
Nos iríamos a vivir ahí si no se nos exigiera trabajar tanto y la temperatura fuera de 24º y no de 42º a la sombra. O sea, siempre nos creímos socialistas, hasta que llegamos acá y nos dimos cuenta que somos socialistas de Punta del Este.
Dejamos familia con abrazos y besos, y nos dirigimos a Eilat. Hotel all inclusive, pensamos, estamos hechas, este es nuestro kibbutz, más no fue tan así. Mucho niño. Y cuando decimos mucho, es mucho, mucho.
En TripAdvisor deberían avisar que es un hotel para religiosos con mucho crío que grita en hebreo y que los horarios de desayuno, almuerzo y cena son absolutamente incomprensibles. Desayuno a las 7:30, muy tarde para un hotel, y la cena termina a las 21 hs cuando te sacan el plato de la mesa y te echan.
Siete treinta de la madrugada, nos dirigimos al hotel en el que nos levantarían para llevarnos a la frontera con Jordania.
Hasta ahí todo bien porque los israelíes te son puntuales. Hete aquí que los jordanos no.
Israel nos depositó en la puerta de la reja, Jordania nos dejó una hora paraditos a los treinta y tres, en una especie de limbo entre fronteras, hasta que Razeem se dignó a venirnos a buscar para hacer los trámites de la visa.
Mientras tanto, nosotras nos hacíamos amigas de unos brasileño/canadienses, una colombiana y padre e hijo que suponemos alemanes o daneses, se lo mesmo.
Finalmente partimos para Petra, y una vez dentro del bus, nuestro guía Nizar, mezcla de beduino y Pablo Echarri viejo, nos avisa que el viaje duraría tres horas. Nos ungimos de puteadas por no haber leído una guía de turismo. Otra vez cruzar medio desierto.
Qué decir de Petra? Maravillosa. Recomendable quedarse una noche para poder terminar de verla.
Caminar por Petra, es entrar en una dimensión desconocida e Indiana Jones. Una ciudad tallada en la piedra, en la que cada dos pasos vas a escuchar : usted está cansada! La llevo en caballo/burro/ camello. Camello con wifi! Only 25!
Lo que no te dicen es si son 25 dinares, shekels, euros o dólares. Pesos argentinos seguro que no.
Todos, absolutamente todos los bedules (beduinos de esa zona), están maquillados y vestidos como Johnny Deep en Piratas del Caribe. Parece que se confundieron de película.
Nosotras agradecimos con un no thank you y seguimos a pie.
Bien decimos a pie, porque estamos con un solo pie sano. El otro tiene fascitis plantar, y más que pisar se arrastra, y nos hace querer llorar varias veces al día.
Cuando ya nos quedaba un kilómetro aprox para regresar a la meta, nos paramos, miramos a Petit y le dijimos: vos seguí, que nosotras en algún momento del día llegaremos. Si ves que no es así, avisá en la frontera que nos quedamos a dormir adentro de una de estas cuevas.
Petit siguió y se ve que en el trayecto se apiadó de su tía y le pidió a un señor que manejaba un carro de golf que nos fuera a rescatar.
El rescate nos costó 22 dólares. Hubiéramos pagado 2200 dado nuestro calamitoso estado. Los demás turistas nos saludaban con envidia,o sorna, no sabemos distinguir, mientras sacaban los bofes caminando sobre tanta piedra.
Chivadas, rengas, agotadas pero contentas nos reencontramos con Nizar en el tenedor libre jordano, antes de regresar al bondi para cruzar la frontera nuevamente.
Ya descansadas, tomamos otro bus más para volver a Tel Aviv.
Spoiler alert. Te conviene volver en avión.
Las cinco horas que dos días antes habíamos disfrutado mirando el desierto, se convirtieron en la peor pesadilla.
El micro lleno hasta el tope, asientos que no se reclinaban, las chicas de adelante pelando dos hamburguesas de Mc Donald’s, además de oler a chivo, la señora que se fastidiaba y se paraba cada dos minutos, la parejita hippie de al lado bastante molestos, los rusos de más atrás que estamos seguras nos criticaban en ruso y los 343 km de desierto que antes te parecieron divinos y ahora llegaste a odiarlos profundamente, hicieron de esas cinco horas, las más largas de nuestras vidas.
Arribamos a Constitución israelí y salimos rajando al hotel. Necesitábamos urgente una ducha para sacarnos el olor a hamburguesa.
Dos días más tarde, subimos a un avión con destino a Grecia.
Así terminó nuestra estadía en Medio Oriente.
Ya estamos extrañando a los medio orientales, aunque desde que vivimos en Uruguay, somos parte de la tribu.
Petra 10 = Fascitis plantar 0
sábado, 29 de abril de 2023
Delicias de Medio Oriente
Llegamos al hotel, donde fuimos recibidas por una gran sonrisa y amabilidad, pero también por unas toallas tamaño XS. Son para un standard de 45 kg, cosa que es más que evidente que nosotras no entramos ni en el standard ni en las toallas.
Así que paso siguiente fue darle una propina a la housekeeper para que nos traiga veinte más.
Los primeros días fueron de tour gastronómico con sobrina Petit. Shawarma, falafel, hummus, babaganoush, pescados que jamás habíamos oído nombrar, mariscos, lo que quieras, ahí te lo ponen en la mesa con ochocientos platitos de acompañamiento. A cada cual más rico. Rico y salado.
Para bajar eso caminábamos 12 km diarios, aunque lo más probable es que volvamos a casa rodando.
Todo en Israel es muy caro. Muy caro. Pero muy caro. Lo que nos sobre en kgs se compensará con la delgadez extrema de nuestra billetera.
No solo comimos en Israel. También volvimos a nuestra infancia con la señorita Elena, nuestra maestra de primer grado, que fue como si hubiésemos estado en contacto durante estos últimos 51 años desde que egresamos de su aula. Un reencuentro feliz.
Decidimos con Petit, alquilar un auto e ir a Akko, al norte del país.
Levantamos el auto de la agencia y arrancamos. Arrancamos nosotras que manejábamos, sobrina hacía de copiloto.
Para alguien que aprendió a manejar a los 56, te diremos, que hemos aprobado con un excelente sobresaliente, felicitaciones tiene un 10.
Manejar en Israel, es como tratar de cruzar caminando, Libertador en hora pico con el semáforo roto.
Mucho auto, mucha impaciencia, mucha bocina, mucha velocidad y mucha puteada. O sea, como en casa pero en hebreo.
El israelí no te respeta las señales, las velocidades máximas, los radares de la misma, las reglas básicas de conducción. Te pasa por la derecha aunque vos estés en el carril de la derecha. Para resumir, el israelí no te respeta. Viven a mil y te apuran diciendo yalla, yalla, cuando vos te demorás un segundo.
Suponemos que tiene su lógica, si te ponés en su lugar y no sabés si mañana te cae un misil y te mata. Si vamos a ser honestas, creemos que del otro lado de la frontera debe ser igual…
En conclusión, la analogía sería New York. If I can make it there I’ll make it anywhere. Si manejamos acá, podemos manejar un bulldozer por la General Paz.
Otra cosa que tienen los israelíes es que los días empiezan cuando sale la primera estrella, por ende los festejos del día de la independencia comenzaron alrededor de las 8 de la noche cuando vos, después de haber pateado todo el día, ya no tenés fuerzas para dar un paso más y te perdés lo mejor.
Deberíamos proponerles que todo se abra desde las 20 hs y se duerma de día. Total, que si pudieron sacar agua del desierto, podrían hacer salir el sol de noche para aprovechar la playa.
Ayer tomamos excursión al Mar Muerto. Nos dijeron, 6:40 a.m es la recogida en el hotel. Por supuesto llegaron a las 7. En el camino, nos prometieron una parada para desayunar, pero en el medio cambiaron de opinión, dejándonos a todos famélicos hasta las 9, que arribamos al punto más bajo de la Tierra. Luego nos daríamos cuenta que es una práctica común entre los guías de turismo. Mentir.
Los que habíamos tomado la excursión día de relajación y spa en el Mar Muerto, éramos 4.
¿Vos que suponés si te venden relajación y spa? Bueno, olvidate. Nos tiraron en un parador desértico del lado jordano, y solo nos dijeron, a las 15:20 los venimos a buscar.
De spa no tenía nada, y de relajación menos. Lleno de jordanos aprovechando antes de que llegaran los turistas, y luego lleno de turistas mientras los jordanos hacían asado a la jordana.
A las 9:30 am apareció el “dj “ y puso música al volumen de una rave.
Cuatro canciones que se repetían constantemente. Nosotros le pedíamos por favor que la bajara un toque, y venía un joven de la zona y le decía, algo así como : ehhhh! Subila!, pero en jordano.
Cabe aclarar, que los únicos jóvenes eran ese chico y las tres nenas que lo acompañaban, y luego seguíamos, en orden ascendente, los italianos, la polaca, nosotras, y el resto del turismo geriátrico.
Decidimos que ya que estábamos ahí, probaríamos las delicias de entrar al mar en el que sólo podés flotar por la cantidad de sal existente.
Si pensás que vas a ver un pez, no te olvides que por algo se llama el Mar Muerto. Sólo sal.
Entramos, flotamos cinco minutos, quisimos bajar las piernas para pararnos, y en ese instante comenzó nuestro calvario.
Imposible. Ahí no existe la gravedad, y no podíamos lograr que nuestras piernas siquiera, bajaran unos milímetros. Pensamos, quizás si nos giramos, lo logremos. Error. Empezamos a dar vueltas como pollo al spiedo de tamaño XL.
Comenzamos a desesperarnos, y por supuesto, muy digno pensamiento de vuestra servidora, nos dijimos: vamos a morir en este puto mar como ballena encallada. Al grito de free Willy logramos pararnos, para salir presurosas de esa trampa mortal.
Spoiler alert! Si tenés hemorroides no entres al mar muerto porque el tujes te va a arder de lo lindo.
Nos sentamos con nuestros nuevos amigos a charlar y concluímos entre todos, que ese tour era una porquería. Y todavía nos faltaban 5 horas y media para la recogida. Bien dicho, la agencia nos había re-cogido.
Durante ese tiempo nos hicimos como hermanos, cosa que seguramente con el correr de los días nos olvidemos.
La polaca, después de cinco cervezas, quería que viajáramos juntas. Una divina total.
Llegó nuestro guía a las 15:15 para decirnos, que en vez de a las y 20, saldríamos a las 15:40. ¡Dios por favor no nos tortures más que ninguno le hizo mal a nadie!, pensábamos los cuatro sufrientes.
Subimos al mini bus y tras una hora de viaje, explota un neumático. El chofer, terco como un israelí, decide seguir porque le quedaban cinco ruedas más. Bueno, a los dos minutos ya nos quedaban cuatro, tras el reventón de la segunda. Paramos al costado de la autopista, sin valiza, por lo que explicamos más arriba, de la falta de respeto a las leyes de tránsito y a la vida misma, mientras los bondis nos pasaban rozando a 150 km x hora. Nos encomendamos a Raquel y Enrique y nos pusimos a rezar.
Long story short, 9 de nosotros fuimos rescatados por otro minibus de otra excursión, con un chofer muy malhumorado por haber tenido que cambiar su itinerario inexistente.
No todo son quejas, Israel es un crisol de razas y costumbres únicas en el mundo y los atardeceres en el Mediterráneo son maravillosos.
El 1º de mayo, saldremos con sobrina hacia Eilat y Petra y esperemos tener la mejor experiencia de nuestras vidas.
Soysola = 10 Conductores israelíes = 0